Una enorme amenaza para nuestra pensión
Hoy tengo malas noticias.
Hace un par de semanas se publicó1 una propuesta de reforma a la pensión del ROP. Se propone un cambio mayúsculo, y me parece que se hace sin el análisis necesario. Es un cambio que, de salir adelante, pone en peligro la pensión de muchísima gente.
Entiendo que estas afirmaciones pueden sonar exageradas, pero espero poder dar una explicación satisfactoria de por qué esto es así en las próximas líneas.
Empiezo entonces.
¿Qué es lo que se quiere hacer?
El punto fundamental de la reforma es la transformación del ROP, de un fondo único a un esquema de lo que se quiere denominar “fondos generacionales”. Estos “fondos generacionales” son fondos en los que se separaría a grupos poblacionales de edad similar, de manera que el administrador de pensiones pueda desarrollar una cartera particular para cada grupo. Cuando el grupo de edad es joven, se puede administrar una cartera agresiva, y cuando el grupo de edad es mayor, se puede administrar una cartera conservadora. Las personas permanecen durante toda su vida en el mismo fondo generacional, por lo que corresponde al administrador de pensiones hacer una migración de cada cartera durante la vida laboral de las personas.
En Costa Rica se dividiría la población en cuatro grupos:
Uno para toda la gente que nació en 1969 o antes.
Uno para toda la gente que nació entre 1970 y 1979.
Uno para toda la gente que nació entre 1980 y 1989.
Uno para toda la gente que nació en 1990 o después.
Cada uno de estos grupos pasaría a tener fondos de inversión separados de los fondos administrados para los demás grupos.
¿Cómo se ha hecho en otros lugares?
El esquema de fondos generacionales existe, para ahorros de pensión voluntarios, en países de la esfera angloparlante (EE.UU., el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, y Hong Kong), y para ahorros de pensión obligatorios en México. Viendo esto, el único comparable real de Costa Rica sería México. Pero, antes de explorar el caso mexicano, vale la pena estudiar por qué existen y se toman como modelo los esquemas de fondos generacionales en los países en donde ya existen.
Cuando, en otro país, un ahorrante ingresa en un fondo generacional, logra resolver de golpe muchos de los inconvenientes de la administración de una cartera de inversión: el fondo generacional es una cartera diversificada, administrada profesionalmente, que va a ajustarse en el tiempo de acuerdo con el perfil de riesgos de la persona. Cuando la persona puede tomar más riesgos, el fondo toma más riesgos y cuando la persona no puede tomar riesgos, el fondo no los toma.
Hasta acá, hacer esto en Costa Rica no parecería ser una reforma nociva. Con el cambio, en lugar de estar toda la población en un solo fondo, tenemos fondos más acordes a lo que la gente podría desear o necesitar. Sin embargo, como dicen los americanos, el diablo está en los detalles.
Por esta razón, en la siguiente sección quisiera empezar a mostrar cuáles son los problemas de la reforma, y por qué puede ser especialmente mala para la gente que está pensionada o cerca de la pensión, para la gente que está entre 30 y 50 años, para la gente que nace en años terminados en 7, 8 y 9, para la gente que esperaba que los fondos de pensión colaboraran con el desarrollo del país, para la gente que espera que se realicen buenas inversiones con su dinero, y para la gente que aprecia su capacidad de tomar decisiones en beneficio propio.
Por qué es especialmente malo:
- Para las personas mayores
Mencioné arriba que los fondos generacionales en otros países se ajustan de acuerdo con la capacidad de tomar riesgos de las personas, y tracé una relación entre la edad de la gente y su capacidad de tomar riesgos. Posiblemente ya muchos de nosotros hemos escuchado esta relación, pero ¿de dónde viene?
Lo más usual en países con mercados financieros desarrollados es que cuando una persona alcanza la edad de retiro, tome todo lo que ha ahorrado en su pensión a lo largo de su vida y lo deposite en lo que se conoce como una renta vitalicia o un annuity. Un annuity es una figura de la industria de seguros en la que la empresa aseguradora recibe del cliente un pago grande y, a cambio, le garantiza pagos mensuales proporcionales por el resto de su vida. El uso de un annuity es una forma de maximizar el pago mensual, al mismo tiempo que se cubre el riesgo de longevidad: viva la persona pocos o muchos años, tiene garantizados una serie de pagos reales equivalentes por el resto de su vida.
El monto que la persona va a recibir en cada uno de estos pagos mensuales por el resto de su vida va a depender de algunos factores, pero el más importante es el monto que se deposita a cambio. El pago que se recibe es directamente proporcional al pago que se hace, de forma que si uno pudiera aumentar en 10% el pago inicial, recibiría pagos mensuales 10% más elevados, y podría acceder a un estilo de vida 10% superior en su vejez. Lo opuesto ocurriría si el pago inicial, por alguna razón, fuera 10% menor.
Por este motivo, cuando una persona está esperando adquirir un annuity en el corto plazo, es muy importante que el monto de sus ahorros no sufra fluctuaciones importantes, porque una pérdida de 5% o 10% en sus ahorros totales antes del momento de la transacción única que define su futuro, puede significar una pérdida de 5% o 10% en el ingreso del resto de su vida. Cuando una persona está en esta posición NO DEBE tomar riesgos.
Cuando, en cambio, a una persona le faltan décadas para comprar el annuity, las fluctuaciones son poco significativas para el resultado final, y se considera que puede tomar más riesgos con sus inversiones.
¿Qué pasa en un país como Costa Rica, en donde no hay productos de renta vitalicia o annuity? Se pretende cambiar a un esquema en el que se reduce el riesgo de la cartera al mínimo, para que al momento de la pensión la persona… siga invertida en el mismo ROP.
Esto es: la persona, cuando se pensiona, va a tener todas sus inversiones en una cartera que sí, va a tener muy baja volatilidad, pero también va a tener muy bajo retorno. Permanecer invertido en una cartera de muy bajo retorno por el resto de su vida puede resultar en una muy baja pensión o en un consumo acelerado de los ahorros (se gasta mucho más rápido de lo que se recupera por via de rentabilidad). En este tipo de esquema hay riesgo de longevidad: si se vive muchos años, se corre el riesgo de quedarse sin suficientes ahorros. Y en este caso, el riesgo de longevidad se ve empeorado por la reforma.
Pero hay algo que no he tocado. ¿En un esquema en el que se sigue invertido en el mismo fondo, vale la pena reducir la volatilidad del fondo? No de la misma manera, porque no existe un momento único en el tiempo en el que el valor de la cartera sea definitivo. Si antes de la pensión, la cartera cae 5% o 10%, probablemente esto sea un efecto transitorio (como vimos en 2022-23), y la gran masa del ahorro que no se consumió recupere e incluso supere su valor previo. Una cartera más rentable, aunque sea más volátil, tiende a ser más adecuada para casi todo el mundo, cuando no hay forma de transformarla en un annuity.
Esto lo toqué ya en mi artículo Pensionarse cuando el ROP pierde valor, pero lo voy a demostrar con números un poco más claros en esta ocasión.
En Costa Rica, la regulación nos da dos métodos principales para disfrutar, durante la vejez, el dinero que se tiene ahorrado en el ROP: el primero se conoce como renta permanente, y consiste en recibir, en todo momento, sólo los retornos anuales de las inversiones, manteniendo el “principal” depositado en el ROP. El segundo se conoce como retiro programado, y permite retirar de forma progresiva un poco más que el retorno de las inversiones, de acuerdo con la expectativa de vida. El objetivo de la renta permanente es conservar el monto ahorrado hasta el momento de la muerte, para que sea recibido por algún beneficiario, mientras que el objetivo del retiro programado es consumir la mayor cantidad posible del ahorro durante la vejez.
¿Cómo se verían estos métodos de pago de pensión en un escenario como el actual y en un escenario como el propuesto en la reforma? Les muestro un cálculo.2
En el siguiente gráfico podemos ver la evolución de los pagos reales de pensión en la modalidad de retiro programado en un fondo con retorno y volatilidad ordinarias (como el ROP actual) y un fondo de retorno y volatilidad bajos (como se propone en la reforma). Muestro la distribución de posibles pagos, para tomar en consideración los efectos de la volatilidad inescapable de los mercados financieros. La línea amarilla es el resultado mediano, mientras que el área verde oscuro muestra el 50% de resultados más probables. Se toma el pago inicial de pensión como 100, y se muestra la evolución de los posibles pagos adicionales para años futuros. Se marca el valor mediano cada 5 años.
Acá, podemos ver que el fondo de bajo retorno y baja volatilidad produce resultados menos inciertos (las bandas de distribución son más estrechas) pero en general más malos. Una persona que tenga un retiro programado, con una cartera de retorno y volatilidad medios, puede esperar, en casi cualquier escenario, mejores resultados que la misma persona, con el mismo retiro programado, pero con una cartera más conservadora.
Podemos ver un efecto similar si evaluamos la renta permanente.
La cartera de volatilidad media presenta mejores resultados en el escenario mediano, pero además otorga mucho mayor probabilidad de resultados excepcionalmente buenos.
Es importante mencionar que la renta permanente tiene la particularidad de que puede no hacer pagos, si los retornos acumulados de la cartera no son suficientes para hacer el pago. Este riesgo, sin embargo, no se elimina en el fondo de baja volatilidad. Con esa consideración, no parecería haber ninguna posible ventaja de mantener un fondo bajo retorno y baja volatilidad.
En resumen, si uno es una persona que está cerca de la pensión, o que ya está pensionado, va a ver un deterioro en su estándar de vida futuro como resultado de la implementación de los “fondos generacionales”. Esto se explica por dos razones: la ausencia de verdaderos productos financieros de retiro (como los annuities) y la caída en el retorno esperado de los ahorros para la gente que está en estos grupos.
- Para las personas que están en sus 30s o 40s
Posiblemente muchos ya hemos escuchado que la administración del ROP, al ser general para toda la población, está limitada por las necesidades diversas de distintos grupos de esta población.
Se ha planteado que el fondo, en agregado, no puede ser muy agresivo, porque perjudicaría a la gente mayor, que prefiere una cartera conservadora. Al mismo tiempo, el fondo no puede ser muy conservador, porque perjudica a la gente más joven en el momento en el que más se beneficiarían de una cartera agresiva. En respuesta a esto, el fondo queda en un punto medio, que no es muy bueno para nadie ni muy malo para nadie.
Una gran virtud que se le señala a los “fondos generacionales” es que resuelven este problema: las carteras se pueden gestionar con mucha mayor precisión, para el grupo poblacional pequeño que tiene inversiones en cada fondo.
En el siguiente gráfico podemos ver una pequeña ilustración de estos conceptos. Tenemos un portafolio que se mantiene estático a lo largo de la vida, ofreciendo niveles constantes de riesgo y retorno a todas las edades. Tenemos también un portafolio generacional que ofrece mejores rendimientos en los primeros años de ahorro, pero los disminuye conforme se avanza en edad, con el fin de exponer a las personas a menos riesgos.
Partamos del supuesto de que todos quisiéramos carteras que estén gestionadas de acuerdo con el perfil de riesgo que deberíamos tener de acuerdo con nuestra edad, nuestras obligaciones familiares, nuestro portafolio integral, nuestras preferencias.
Pero, ¿qué pasa cuando durante la primera mitad de nuestra vida laboral no tuvimos acceso a ese portafolio ideal, y de repente, de un día para otro, se nos OBLIGA a tomar un portafolio diseñado para gente de nuestra edad?
En el siguiente gráfico les presento el mismo ejemplo con los fondos, pero agrego el portafolio de una persona que se ve obligada a cambiar desde un ROP estático a un fondo generacional a la edad de 45 años.
Una persona que esté en sus 40s al momento de la transición de ROP estático a “fondos generacionales” va a terminar viviendo lo peor de ambos mundos: cuándo fue una persona joven, se limitó la agresividad de sus inversiones, y cuando sea una persona mayor, se le obligará a reducir aún más el retorno de su pensión.
Aún si supusiéramos que el cambio propuesto puede ser beneficioso para la gente que está iniciando su vida laboral, imponerlo de forma general a toda la población puede condenar a la generación más grande de nuestro país (la gente entre 30 y 50 años) a una vida entera de retornos mediocres.
En resumen, si uno es una persona que está en sus 30s o sus 40s, va a ver un deterioro en su estándar de vida futuro como resultado de la implementación de los “fondos generacionales”. Esto ocurre porque durante los primeros años de la vida laboral se le impidió a estas personas perseguir altos retornos en su fondo de pensión, y en lugar de darles la oportunidad recuperar lo perdido, durante la segunda parte de su vida laboral se les obliga a invertir con bajos retornos.
- Para las personas que nacen en años terminado en 7, 8 o 9.
Para discutir este punto podemos volver al ejemplo de México, el supuesto modelo a seguir. En México, se decide implantar un esquema de fondos generacionales con 10 fondos, en donde las personas entran por defecto a un fondo de acuerdo con su año de nacimiento, y la máxima diferencia de edad entre la persona más joven del fondo y la persona más vieja del fondo es de 5 años.
El planteamiento para Costa Rica, recordemos, tiene sólo 4 fondos. Hay fondos en los que la máxima diferencia de edad entre la persona más joven del fondo y la persona más vieja del fondo es de 10 años, pero hay fondos en los que la diferencia de edad puede ser de 20, 30, o 40 años.
Administrar un fondo en el que las personas tienen edades muy cercanas y, se podría suponer, necesidades muy cercanas, es un proceso mucho más transparente que administrar un fondo en el que las personas tienen edades más distantes.
Entre más distantes las posibles edades, más nos acercamos al escenario en el que hay muchas necesidades distintas en el mismo fondo, y el fondo se debe administrar de forma intermedia, para no beneficiar mucho ni perjudicar mucho a ninguno de sus inversionistas.
Pero, si estas distancias causan tantos problemas, ¿por qué sólo 4 fondos? La razón es que Costa Rica es un país pequeño, y los portafolios de pensión son también relativamente pequeños. La más pequeña de las 10 administradoras de pensión mexicanas es mucho más grande que la más grande de las 6 operadoras de pensión costarricenses. Cuando en México se hace la propuesta de fondos generacionales, se hace sabiendo que hay un sistema capaz de soportar una implementación beneficiosa para los ciudadanos. Cuando se hace la propuesta de fondos generacionales en Costa Rica, se hace a pesar de que se sabe que el sistema no es capaz de soportar una buena implementación, y se ofrece una implementación a medias, con la escala que somos capaces de tolerar. Y en este caso, la escala que podemos tolerar es de 4 fondos.
Pero la propuesta de fondos generacionales local tiene otro problema. Se exige que cada fondo tenga una cierta exposición a activos para controlar su riesgo, y esta exposición debe cambiar con cada cambio de década (en años terminados en 0). El requerimiento inicial se resume en el siguiente cuadro:
Ahora, ¿qué ocurre si combinamos este requerimiento de cambio con la gran amplitud de los grupos generacionales? Ocurre que personas nacidas con algunos años de distancia van a tener exposición a carteras totalmente distintas.
Veamos la experiencia de dos personas, con los límites propuestos. La única diferencia entre estas dos personas es el año en el que nacieron. Una persona nació en 1991 y la otra nació en 1998.
Para hacer esta comparación, vamos a etiquetar cada una de las columnas de límites del cuadro anterior con un número, de la más agresiva (la primera de la izquierda, que inicia en 2024) con un 5, hasta la más conservadora (la última de la derecha, que inicia en 2060) con un 1. Luego, vamos a observar, para cada uno de los años de la vida de estas personas, qué nivel de agresividad tendrían en sus inversiones. La comparación se vería similar a esto:
Acá, podemos notar que la persona que nació en 1998, únicamente por la casualidad de haber nacido en uno de los años finales de la década, va a tener un portafolio sistemáticamente más conservador, durante toda su vida. Cuando ambos tengan 35 años, la persona que nació en 1998 va a estar en un fondo de menor retorno que la persona que nació en 1991 (4 vs 5), y nos vamos a encontrar con esta misma condición si revisamos de nuevo a la edad de 45, 55, o 65. Esto va a deteriorar, de forma importante, los retornos que podría recibir durante su larga etapa de ahorro, y el monto de la pensión que finalmente podrá disfrutar.
Esta situación va a afectar a todos los nacidos en un año de final de década bajo el esquema propuesto, sean jóvenes o tengan edad más avanzada. La sombra de este problema de diseño cae incluso sobre la gente que aún no ha ingresado a la fuerza laboral.
En resumen, si uno es una persona que nació en un año terminado en 7, 8 o 9, va a ver un deterioro en su estándar de vida futuro como resultado de la implementación de los “fondos generacionales”. Esto ocurre porque el entorno costarricense sólo permite una implementación deficiente del modelo, en la que se crean grupos poblacionales muy amplios para cada fondo, y dentro de esos grupos poblacionales amplios, hay personas que resultan beneficiadas y hay personas que resultan perjudicadas.
- Para las personas que esperaban que los fondos de pensión colaboren con proyectos de infraestructura.
Uno de los resultados esperados de la implementación de fondos generacionales es la transformación regular de los fondos: Se inicia con fondos agresivos, que con el paso del tiempo se convierten en fondos más conservadores.
El cambio en el perfil de riesgo de los fondos se logra modificando las inversiones que el fondo mantiene. Por este motivo, durante la vida del fondo, esperaríamos ver cambios regulares en la composición del fondo: qué tipos de activos mantiene, y en qué proporción los mantiene.
Este requerimiento de transformación constante se puede alcanzar con razonable facilidad utilizando instrumentos tradicionales, que se compran y se venden en mercados financieros. Así, cuando se necesita incrementar la proporción de un tipo particular de activo, se compra más de ese activo, y cuando, por el contrario, se requiere reducir la proporción, el activo se vende.
Hay, sin embargo, activos que no son tan susceptibles de comprar y vender, los llamados “activos ilíquidos”. Es significativamente más difícil y complejo incluir activos ilíquidos en un fondo que se transforma. Los activos ilíquidos usualmente no se pueden vender, por lo que su inclusión es un compromiso que el fondo debe tener capacidad de mantener en el largo plazo.
En Costa Rica recientemente se ha discutido la posibilidad de que los fondos de pensión participen de la inversión en obra pública, a través del financiamiento de proyectos de infraestructura que les generen una rentabilidad a los fondos. Se ha argumentado, además, que una de las ventajas que tienen los fondos de pensión para financiar este tipo de proyectos es su orientación de largo plazo.
Los proyectos de infraestructura son, efectivamente, proyectos de largo plazo que requieren un compromiso de varias décadas. Son un activo ilíquido por excelencia, que permite, a quien toma ese compromiso de décadas, obtener una buena rentabilidad, a la vez que contribuye al desarrollo de infraestructura valiosa para el país.
Desafortunadamente, la implementación de la propuesta de fondos generacionales, con el requerimiento de transformar regularmente los fondos, va a hacer inviable para las operadoras de pensión costarricenses la compra de cualquier activo ilíquido. Dada esta condición, se pierde por completo la posibilidad de que los ahorros de pensión contribuyan a financiar proyectos de infraestructura.
En resumen, la necesidad de transformar constantemente la composición de los fondos, exigida por el esquema de fondos generacionales, le hace imposible a los fondos tomar compromisos de largo plazo, como lo es la inversión en infraestructura. La implementación de la propuesta de fondos generacionales sepulta cualquier posibilidad de que los fondos de pensión puedan ser inversionistas en proyectos de infraestructura de importancia.
- Para la gente que no quisiera subvencionar malos negocios con su propio dinero.
Para explicar por qué tendríamos que subvencionar malos negocios, regresamos una vez más al cuadro de límites propuestos:
Los límites están expresados como porcentajes máximos de inversión en “Deuda”, que engloba las obligaciones de deuda de entidades particulares y “TRP”, siglas de lo que se ha denominado Títulos Representativos de Propiedad, lo cual es una categoría que termina englobando casi todo lo que no es deuda de una entidad particular.3
Enfoquémonos en la celda inferior izquierda, con los máximos de 40% en “Deuda” y 80% en “TRP”. Esta celda es representativa del problema, por dos razones particulares:
El mercado financiero costarricense está dominado por títulos de deuda de las entidades del sector público: El Ministerio de Hacienda, el Banco Central, el ICE, los bancos del estado. Hay, en menor medida, emisiones de deuda privadas, ya sea de los bancos privados, o las grandes empresas como FIFCO o La Nación. Y por último, hay algunas emisiones accionarias y activos más “alternativos”, como los fondos de inversión inmobiliarios.
Actualmente, los fondos de pensión costarricenses sólo pueden invertir, en condiciones muy calificadas, un máximo de 50% de su saldo en activos emitidos en mercados extranjeros.
Al considerar estas dos situaciones, la restricción para invertir un máximo de un 40% del fondo en “Deuda” adquiere un nuevo significado: El fondo no puede invertir más de 40% de su saldo en la deuda que domina el mercado financiero local, y no puede invertir más del 50% en “TRP” adquirido en el extranjero, lo que deja un 10% que se DEBE invertir en activos locales de tipo “TRP” y de dudosa conveniencia.
Tenemos entonces fondos que están obligados a hacer inversiones que nunca harían de otra forma en cosas como fondos de inversión inmobiliarios, o lo que sea que algún emisor astuto emita para llenar este vacío. En general, cuando se invierte no por la conveniencia o cualidades fundamentales de la inversión, sino para satisfacer un requerimiento regulatorio, se termina dando una ayudita a quien sabe aprovechar la oportunidad4.
En resumen, como resultado de la implementación de esta reforma, muchas personas que ahorran de buena fe para su pensión terminarían con ese ahorro en inversiones de dudosa conveniencia, por motivo de una exigencia regulatoria.
- Para las personas que se consideran capaces de tomar decisiones propias sobre su futuro y su dinero, y no necesitan que un ente regulador decida siempre por ellos.
Vimos arriba que la implementación del esquema de fondos generacionales, como está planteado, puede ser perjudicial para una parte importante de la población.
Este perjuicio nace, en la mayoría de los casos, de que se le fuerza a las personas a tener sus ahorros en un fondo que no se adecúa a sus necesidades.
Pero, si este es el problema, ¿no podrían todas esas personas afectadas cambiar a otro fondo? La respuesta que propone la reforma es “No”.
O al menos, “No” con algún pequeño espacio de maniobra. Una persona puede cambiar de fondo si ha estado durante 5 años en el mismo fondo y también en la misma operadora de pensión. Y sólo puede cambiar a alguno de los fondos contiguos. Y si está en el fondo de gente de mayor edad, no puede cambiar.
Con estas restricciones, me parece, se busca que no mucha gente ejerza su derecho a cambiar, y se busca además limitar la efectividad de ese derecho, condenándonos a la mayoría a estar en fondos que no invierten de acuerdo con nuestras necesidades.
De forma personal, y hasta donde puedo interpretar de los distintos comunicados que han emitido los encargados de la regulación, me parece que se le quiere dar esta rigidez al sistema intencionalmente. La causa de esto parece ser la presunción de que la gran mayoría de los afiliados a un plan de pensión obligatorio son unos perfectos ignorantes, que usarían cualquier espacio de libertad para arruinarse a sí mismos, y por lo tanto se requiere una regulación muy restrictiva, que le deje a la gente, como única opción, la opción que el regulador encuentra satisfactoria.
Esta fue la historia, por ejemplo, con los lamentos de la Superintendencia por la gente que cambió de operadora de pensión durante los meses de retornos negativos, aunque se puede demostrar que la gran mayoría de la gente que hizo un cambio se vio beneficiada por la decisión.
Hasta cierto punto, la reforma, en los términos en que se propone, es una forma de castigar a los costarricenses por un error que no hemos cometido, pero que se presume que vamos a cometer apenas se nos de una oportunidad. Algo realmente doloroso e inexplicable.
Para cerrar esta sección, quiero dejar dos ideas finales al respecto de la restrictividad propuesta para los fondos, para que se pueda valorar si lo que se quiere hacer es razonable.
La primera es una mención al ejemplo mexicano. ¿Cuáles obstáculos tienen los mexicanos para cambiar de fondo? Ninguno. Sorprende entonces que un sistema que pretende parecerse al mexicano no adopte una de las características más amigables con el afiliado que hay en ese país.
La segunda idea es una recomendación que hizo el expresidente Rodríguez a los reguladores. Miguel Ángel Rodríguez es uno de los padres del régimen de pensión complementaria, y hace unos días propuso lo siguiente, desde su posición de “apasionado defensor de la libertad y fraternidad de todas las personas, de la seguridad social y de la creatividad de las iniciativas individuales” (el resaltado es mío):
Estudiar como dotar de mayor flexibilidad a las personas para que puedan escoger las características agresivas, moderadas o conservadoras del fondo generacional al que desean pertenecer. Cada persona conoce mejor que los operadores del sistema sus planes de retiro, y tiene una evaluación diferente del valor de su ocio y de su trabajo, y por consiguiente de su mejor plazo para el retiro. La propuesta de SUPEN ya contempla que se pueden pasar de fondo generacional al inmediatamente anterior o al inmediatamente superior una vez cada cinco años. ¿Es eso suficiente?
En resumen, la implementación de la propuesta de fondos generacionales no solo resultaría en que una gran parte de la población trabajadora ahorre en fondos que no le convienen, sino que dificultaría que estas personas busquen un fondo mejor. Esto ocurre por la presunción de que el ciudadano es ignorante, pero el regulador es sabio, y es deseable que la voluntad del ciudadano se someta a la del regulador.
Conclusión
Tenemos en frente una amenaza real para nuestra pensión: una reforma al ROP que podría dejarnos a la mayoría en una condición mucho peor que en la que estamos hoy.
La reforma está motivada, hasta donde se puede observar, por la ambición de imitar parte de lo que ocurre en otros países, pero sin entender por qué ocurre de esa forma en esos países. Se aprovecha además para imponer el cambio a todas las personas, les guste o no les guste, les beneficie o no les beneficie.
Redondeamos así un proyecto que se ve interesante en la superficie, pero es fundamentalmente perjudicial. Un proyecto que requiere de cambios profundos si se espera que mejore el bienestar de los costarricenses5.
Supongamos entonces que luego de leer esto opinan, como yo, que hay muchos problemas con la reforma propuesta. En ese caso, podrían preguntarse: ¿Qué hacemos, como país, con el ROP? ¿Abandonamos cualquier pretensión de mejorar? ¿Dejamos todo como está?
La verdad, hay mucho que se puede hacer.
En la publicación de la próxima semana les voy a compartir algunas ideas para mejorar el ROP, y qué cambiaría yo para tratar de salvar este proyecto. Les voy a explicar además qué puede hacer cada uno de nosotros para contribuir a evitar un desastre.
Mientras tanto, les invito a compartir y a comentar.
Para quienes tengan interés en conocer las fuentes usadas en el cálculo: estoy usando fondos de retiro estándar utilizados en los Estados Unidos, para los cuáles hay datos de acceso público: Para replicar un fondo de retorno y volatilidad normal, uso el fondo Vanguard LifeStrategy Moderate Growth Fund, y para replicar un fondo de retorno y volatilidad reducida, uso un fondo de retiro de estilo generacional; el fondo Vanguard Target Retirement Income Fund. Para supuestos de retorno utilizo las proyecciones de retorno y volatilidad publicadas por JPMorgan.
Expresar límites en términos de “Deuda” y “TRP”, como lo hace la propuesta, es un error muy vergonzoso. Esta es una categorización que no responde a una práctica estándar que se use en alguna parte del mundo para clasificar inversiones. La categorización no responde a los riesgos de las inversiones, o a las cualidades fundamentales de los activos. Con un mínimo de creatividad, se puede meter prácticamente cualquier cosa en cualquiera de las dos categorías, haciéndolas efectivamente inservibles. Pero, para efectos de lo que estamos discutiendo, muestran las limitaciones que se le quieren imponer al administrador de pensiones.
Esta clase de arbitraje regulatorio ya lo vemos en alguna medida como resultado de la restricción existente a la inversión en el sector público costarricense.
Personalmente, detesto las teorías de conspiración, pero no puedo entender qué motivaría a la Superintendencia de Pensiones o al Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero a promover algo así. Sinceramente espero que sea un descuido momentáneo, algo que se pueda enmendar.